Obama, los retos del segundo mandato


WASHINGTON.— Este lunes, el presidente estadounidense Barack Obama volverá a colocar su mano sobre las biblias que utilizaron Abraham Lincoln y Martin Luther King para juramentar el cargo y marcar así el inicio de su segundo mandato.
Aun antes de protagonizar este rito sagrado de la democracia, cuando los ciudadanos hacen de lado sus diferencias y la clase política marca un cese de hostilidades, el escenario que barrunta Obama en los próximos cuatro años está sembrado de retos y conflictos en el frente doméstico y de acontecimientos que pondrán a prueba el liderazgo de EU en distintas partes del planeta.
En el ámbito nacional, las prioridades de Obama serán la batalla por el control de las armas, la reforma migratoria y la necesidad de consolidar la recuperación económica y la creación de empleo. En el frente internacional, la guerra civil en Siria, la amenaza de un ataque unilateral de Israel contra las plantas nucleares de Irán, la consolidación de China como potencia emergente y el anunciado fin de la guerra en Afganistán.
“El segundo mandato del presidente Obama será definido por el éxito o fracaso de una agenda que tiene entre sus prioridades la lucha por el control de las armas y la reforma migratoria”, consideró el analista Banjy Sarlin, al ponderar las dos iniciativas que consumirán gran parte del capital político de Obama a partir de este mismo año.
A pesar de que el fin de la guerra en Afganistán en 2014 y el convulso mapa de Medio Oriente siguen distrayendo gran parte de la atención y los esfuerzos del Departamento de Estado, la mayoría de los expertos coinciden en señalar que la agenda doméstica es la que al final marcará la medida del éxito o fracaso de la era Obama.
A diferencia del 2009, cuando el presidente decidió dilapidar gran parte de su capital en su lucha por una reforma de salud que lo desangró y le costó la pérdida de la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas del 2010, Obama tendrá que administrar mejor su aliento y esfuerzo en las batallas que se anticipan para tratar de meter en cintura a la industria de las armas y para hacer realidad la reforma migratoria.
Precisamente, las lecciones aprendidas en esa cruenta batalla, obligarán al presidente y a los demócratas en el Senado y en la Cámara Baja a no poner todos los huevos en la misma canasta para evitar el desfonde de los apoyos en el Congreso y un rosario de derrotas que disminuirían los logros y el legado de la era Obama en su segundo mandato.
“Barack Obama ya se ha asegurado un lugar en la historia de los ganadores al asegurarse un segundo mandato con más del 50% del voto popular. Algo que lo hermana con Andrew Jackson, Franklin Roosevelt y Ronald Reagan. Ahora su principal reto es convertirse en una gran figura transformadora”, consideró el veterano analista, Howard Fineman.
A pesar de que la iniciativa a favor de un mayor control de las armas —particularmente las de asalto y los cargadores de alta capacidad— no figuraba en el radar de Obama en las elecciones pasadas, las tragedias en Aurora, Colorado y en Newtown, Connecticut la han colocado en la agenda de lo impostergable.
Una oportunidad a la vista
Aunque el presidente tiene el apoyo del Senado, cualquier iniciativa de ley que busque la reimplantación de la prohibición contra las armas de asalto de 1994 tiene altas posibilidades de sucumbir en la Cámara Baja, controlada por los republicanos. A pesar de ello, los analistas coinciden en señalar que Obama no puede desaprovechar esta oportunidad histórica para alzarse con una victoria bajo mínimos que le garantice, por lo menos, sacar adelante la iniciativa para establecer la obligatoriedad de los controles de antecedentes universales.
En el segundo frente más importante, el presidente está obligado a impulsar una reforma migratoria amplia y justa que permita sacar de las sombras a 11 millones de personas y garantizarles una vía a la ciudadanía. Precisamente, en el preámbulo de esta complicada batalla, una poderosa coalición de líderes políticos, religiosos, empresarios y activistas han advertido al presidente sobre la necesidad de asumir un liderazgo “estratégico e inteligente” para evitar el desastre del 2007, cuando sucumbió el más importante esfuerzo de demócratas y republicanos para sacar adelante una reforma. “Tiene que lograrlo en esta ocasión ya que, de lo contrario, no veremos otra oportunidad sino hasta dentro de 5 años”, consideró Carlos Gutiérrez, ex secretario de Comercio bajo la presidencia de George W. Bush.
En el frente económico, el presidente se enfrenta al que quizá sea el más grande de los obstáculos. La necesidad de poner un alto al endeudamiento que ya rebasó los 16.4 billones de dólares y recortar el déficit presupuestario en los próximos 10 años, auguran una batalla de largo aliento durante su segundo mandato frente a un Partido Republicano empeñado en escamotearle cualquier tipo de logro y avance.
“Va a ser complicado. Pero su victoria en las urnas le ha dado el capital necesario para negociar y apostar fuerte frente a unos republicanos que hoy están en posición de desventaja”, consideró Fineman, en alusión a los riesgos que enfrentarán los republicanos frente a un electorado que podría castigarles en las elecciones legislativas de medio término en 2014 cuando los ciudadanos les pedirán cuentas por no resolver problemas que siguen lastrando el crecimiento de la economía.
Según el más reciente reporte del Banco Mundial, la economía de EU crecerá en un 1.9% en el 2013. Esta proyección sigue sin embargo condicionada por las complejas e intrincadas negociaciones en el Capitolio para reducir la deuda.
En el frente internacional, la necesidad de recortar el déficit han obligado a la administración Obama a ordenar un recorte de 500 mil millones de dólares en los próximos 10 años. En medio de este escenario, la necesidad de salir de Afganistán ha acelerado su paso y el propio presidente ya confirmó que a partir de esta primavera el número de efectivos será de carácter residual y podría oscilar entre los 3 mil y los 10 mil para culminar así con el fin de la guerra en el 2014.
En otro escenario, todo parece indicar que en el 2013 el gran quebradero de cabeza para la administración Obama será la guerra generalizada que ya rebasa las 60 mil víctimas en Siria y más de 250 mil refugiados en países como Irak, Líbano o Turquía. Aunado a ello, la creciente influencia de Qatar, que sigue financiando a grupos extremistas, amenaza con arruinar los planes de EU e Israel en ese país.
Al mismo tiempo, las presiones de Israel para bombardear unilateralmente a Irán seguirán pesando en el ánimo del poderoso lobby judío en Washington mientras la Casa Blanca se seguirá resistiendo por todos los medios a una guerra que podría extenderse en toda la región. Finalmente, la respuesta de EU frente al poderío de China obligará a Obama a enfilar sus baterías políticas, diplomáticas y comerciales hacia un país que ya representa 830 mil millones de dólares en intercambio al año.
Jaime Hernández corresponsal, Reforma, 20 de enero.

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