El Gobierno colombiano y las FARC salvan el mayor escollo para la paz

El Gobierno colombiano y las FARC dieron ayer un paso “fundamental hacia la paz”, en palabras del presidente Juan Manuel Santos, al lograr un acuerdo sobre el complejo tema del reparto de la tierra, el mismo que hace más de medio siglo motivó el nacimiento de la que es desde entonces la guerrilla más antigua de América Latina.

Tras seis meses y una semana de conversaciones en La Habana, los diálogos colombianos arrojaron su primer resultado concreto, el primero de una agenda de seis puntos. Sin embargo, los representantes de Cuba y Noruega, como países garantes del proceso, y de Venezuela y Chile, como Gobiernos acompañantes, recordaron que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, es decir, el acuerdo alcanzado ayer está condicionado a que se aprueben también los otros cinco puntos.

“Transformaciones radicales”. “Lo que hemos convenido será el inicio de transformaciones radicales de la realidad rural y agraria de Colombia con equidad y democracia”, reza el comunicado conjunto, que pretende dar solución al acceso y uso de la tierra con la creación de un “Fondo de Tierras para la paz”.

El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) buscan además “que se reviertan los efectos del conflicto y que se restituyan las víctimas del despojo y del desplazamiento forzado”.

Las partes han consensuado posiciones para la actualización del catastro rural, la delimitación de la llamada frontera agrícola para proteger áreas de especial interés ambiental, o la erradicación del hambre a través de un sistema de alimentación y nutrición.

“Cambio histórico”. Para los negociadores del presidente Santos, el acuerdo puede suponer un “cambio histórico” y “un renacimiento del campo”, y supera la “visión tradicional de una reforma agraria” para crear condiciones que cierren la brecha entre la Colombia rural y urbana.

“Todo esto se hará con pleno respeto por la propiedad privada y el estado de derecho. Los propietarios legales nada tienen que temer”, manifestó el jefe de la delegación de paz del Gobierno, Humberto de la Calle, en una declaración sin preguntas que leyó después de anunciarse el acuerdo.

Las FARC por su parte precisaron que aún existen “salvedades puntuales”, en aparente alusión a diferencias sobre algunas de sus tradicionales reivindicaciones en torno a los latifundios, la actividad minera o la actividad de empresas trasnacionales en el ámbito rural del país.

Las FARC ¿partido político? La mesa de La Habana retomará su actividad el próximo 11 de junio para empezar a discutir el segundo punto de la agenda pactada para el diálogo: la participación política de las FARC cuando se alcance la paz.

El anuncio de primer acuerdo fue celebrado tanto por gobiernos de la izquierda radical latinoamericana, como el del venezolano Nicolás Maduro, hasta por Estados Unidos, que a través de su embajador en Bogotá, Michael McKinley, mostró su satisfacción al calificar el avance de “alentador”.

La Crónica, 27 de mayo.

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